Saturday, April 01, 2006

Una imagen. Una soledad

Qué simples resultan las imágenes. Quiero decir, que en ellas hay elocuencia de sobra; simpleza y elegancia a la vez para transmitir mensajes limpios. En las imágenes no importa lo que quiso decir el emisor en relación a lo que recibe el receptor, porque las imágenes, a pesar del fotógrafo o del dibujante, no pertenecen, son para quien las necesite. El fotógrafo y el dibujante, no crean un mesnsaje para transmitir, sino que lo recogen de la imagen misma, que es quien busca hablar. O más bien, es lo que busca hablar. No hay mensaje correcto, ni falta de entendimiento. Eso ni siquiera se busca. Existen. Esta imagen, en particular hoy y por un tiempo -espero que por un tiempo- existe hoy para mí.
Interpreto soledad en ese paisaje grande y amenazante, y, claro, impotencia en la pequeña figura humana, que bien podría representar algo más grande en otra circunstancia. Pero hoy no. Hoy, ella -la figura-, no. Hoy, yo, no. Está todo vacío pese a esa inmensidad.
La imagen es elocuente.
Mi cuerpo, tomando allí la forma de otro, es elocuente.
No puede haber un mar más seco que este.
No doy más.

1 comment:

José Nova said...

Concuerdo más con lo de impotencia ante la inmensidad que nos rodea, siendo nosotros tan pequeños.
Pasa lo mismo con las palabras: apenas decimos o escribimos algo, lo dicho o escrito ya no nos pertenece, pasando a ser un hecho en nuestras vidas, una huella que dejamos para la posteridad.

Saludos.